martes, 27 de marzo de 2018

Letter


“My beloved friend:

How’s everything? I really hope you’re doing well. I know I haven’t write for a while and I’m very sorry about it, if only this damn war let us a moment to breath I’d rather write you than rest.

Like many of us here I’ve been thinking about how’s everything at home, how are you, your family, mine… Some like to send small things they find in the field, a delicate flower, a curious shaped little stone, and then they think about how will that person react. Will they keep it? Will they think that’s silly and laugh? Will they cry? And that made me think, how do you react every time you receive a letter? At first, I thought the obvious, of course you’re happy, I’m alive and writing to you, how would you not be? But later that night I realised, you may also think that may be the last words you read from me, because I may never come back or may come back in a coffin.

How do you live with that thought? Can you sleep? I’ve spent the last few days thinking about it and I came to the conclusion that we usually suffer more thinking about what may happen than when it finally does happen. I don’t want this for you and I don’t think I’ll be going home soon if I’m not dead. What can I do?

It’s been a few days, I didn’t want to send the letter like this, it was not right nor fair to leave you with my problems and questions. I’ve been thinking maybe it will be better if I just stopped writing, I considered that option, finishing this until I come back, one way or another. And honestly, I almost did it. But would that help? I know you, you’d never stop thinking nor caring about me, you’ll try to find out about me and I don’t want to think what kind of stupidity you may try. I think it was a selfish thought, I know knowing from time to time will probably be better than not knowing at all. And you always loved knowing, I sill remember when you showed me so many things about the world and sometimes I see a flower and recognise it thanks to you. Good old times, I hope we live that again.

After these days I’ve changed my mind, I think I’ll be home soon. Until then, be happy and don’t think much about it.”

That’s the last letter I received from my friend… along with his body. It’s like that damned bastard knew he was going to die or something and decided to say goodbye. It was indeed a beautiful goodbye and I’m thankful he wrote that, but it’s still a shame it was the last letter because he was right, he always was, I preferred knowing.


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Dedicated to Dan for showing me the story that inspired this one after a long time without writing.

martes, 19 de septiembre de 2017

(Sin título #2)

La gente siempre dice que las cosas no cambian de un día para otro y si uno cuenta el tiempo que se tarda en dar con la forma de hacer que cambien, es cierto, pero una vez se tiene la solución, ¿qué es lo que nos detiene de cambiar? Muchos dicen que las cosas no son fáciles de aceptar, que tenemos miedo, incluso aunque la situación actual duela eso es superior a nosotros. Nos lleva a perdernos, a creer que es imposible, porque no vemos cambio alguno, el mundo permanece igual y lo estamos intentando, ¿entonces no será que esa no es la forma?

Buscar otra solución es más difícil que conformarnos con lo que tenemos, porque nos hemos acomodado a los parches, pero la droga sigue en el organismo, no hemos arreglado nada porque cuando se acaba el parche duele y hay que poner otro. Si encima tenemos gente que nos deje llorar y lamernos la heridas constantemente, nos sentaremos en ese sofá a morir mientras seguimos bebiendo de la misma mierda. No debe ser sencillo ser el amigo que te abre la herida porque sabe que tienes el problema dentro y hay que sacarlo para que no vaya a peor, yo nunca lo he sido, pero he visto lo que han aguantado conmigo. Yo me hubiese mandando a paseo. 

Hay que moverse, hay que probar, hay que pedir, demandar y no callarse hasta que las necesidades estén cubiertas, porque no nos las van regalar y en ese caso las tendremos que tomar.

Puede dar miedo, muchos se querrán conformar con lo que tienen porque no están tan mal, pero hay otras que sí lo están o lo estarán, ¿y por qué aceptar algo mediocre cuando se puede aspirar a más? ¿Por qué comer las migas pudiendo ir a por un trozo? Los que tienen cosas que perder están atados por el miedo, pero no ven que no moverse les puede hacer perder todo igualmente.

Al final se actúa, a la buenas o a las malas y en ocasiones se descubre, que se hizo lo correcto.

viernes, 1 de septiembre de 2017

(Sin título #1)

"Necesito escribir" el pensamiento pasó como una flecha, no era alguien impulsivo en general pero aquella fue una extraña excepción, como si algo se moviese y controlase sus acciones haciendo que antes de que pudiera pensarlo estuviese escribiendo sin parar, llenando la habitación del sonido de las teclas y la música, sin letra, de forma que los pensamientos no se confundiesen con una balada, pues nada más lejos de lo que era aquello. 

"¿Qué me quieres decir?", se preguntó, inútilmente, rara vez había respuestas, no, ahora ya no las había en ningún caso. Debería sentarse a aguardar a que las cosas simplemente ocurriesen, como dejándose llevar por la marea, reprimiendo el impulso de nadar a contracorriente pues de hacer se ahogaría seguro. No era fuerte, no era quien debía controlar los mares aunque lo desease, lo necesitase y de no conseguirlo sintiese un terrible dolor. Así lo veía, pero su visión se distorsionaba entre las olas y el agua, si fuese consciente de la realidad sabría que luchar contra eso siempre había dolido más. Había construido un castillo muy mono con aquellas palabras y florituras, un lugar que parecía seguro, mas sin tener en cuenta que el agua borraría la tinta que mantenía esa fantasía.

Inútil, precipitado, irresponsable, irreflexivo, esos actos eran extraños, pero si nunca los había hecho o eso creía, siempre miraba a través de un papel. Creer, siempre ese acto, creer en cosas que no existían la mayor parte del tiempo, ¿en qué momento se volvió una costumbre? ¿Había llenado el propio océano en el que se ahogaba? Quizás todo fuese su responsabilidad, como el decidir qué hacer para parar aquello. Había que vaciar todo, destruir para luego construir, quemar hasta el suelo y limpiar cualquier ceniza, no se podía usar un terreno que ya estaba maldito.

sábado, 17 de diciembre de 2016

Fantasía 1976

Me niego a escribirte. Pareces otra de muchas historias, otro de los muchos sueños que habitan en mi mente y a los que doy vida en el papel. No quiero que seas uno más. No vas a ser otra historia corta, no vas a ser una novela ni una saga, porque cuando te estaba escribiendo, desarrollando, viendo crecer en el papel como la bonita semilla que eres, justo cuando iba a acabar, tuve que parar. Plantarte en ese sitio sería un error, eres una maravilla única y plasmarte de este modo te condenaría a una muerte eterna. No acabarás así, quizás nunca acabes, ojalá nunca lo hagas. Eres más que una fantasía, eres un sueño, un deseo del corazón y esta vez no te puedo matar de esta forma, lo siento, siento no darte un final ahora, un final perfecto suave y delicado. Eres un sueño que tiene que vivir, tienes que llenar el mundo con esperanza, por egoísta que resulte, por doloroso que sea. Puede ser la repetición absurda de un ideal inalcanzable, un arma de doble filo, un objeto con el que no debería jugar, pero en la caja de Pandora siempre debe quedar esperanza.

sábado, 3 de diciembre de 2016

Soliloquio

¿Por qué no lo hiciste cuando tuviste ocasión? Con aquellas palabras con las que podrías haber cambiado el curso de la historia... decidiste ser amable, darme acceso a un mundo que jamás podría llevar y llevarme a descubrirlo, quizás entonces no sabías que en lugar de descubrirme a mí misma me ibas a construir. Con esas ideas tan absurdas, tan tóxicas, con esas historias de la eternidad y de lazos rojos que jamás se podrían cortar. Me diste alas, pero en lugar de ser un águila libre, me convertiste en un cisne prisionero.

Tampoco tú me mataste cuando podías, cuando no era más que una molestia para ti, cuando el frío te llenaba y en parte consumía, cuando me interponía en tus intereses. No era grande como para ser un obstáculo, no era nada y por eso me dejaste ir, sin saber que ese te cambiaría a ti también, qué lástima que no lo hubieses hecho. En cambio me mostraste fuerzas que todo lo parecían poder, qué fácil era cuando no era más que una mentira, una cuento, tarde descubriría que la realidad no es así, que si algo gana es el mal, el dolor, que es más fácil hacer daño que curar, que pasan más cosas malas que buenas.

Otro más con esa posibilidad, esa oportunidad que sólo pasa una vez y por una causa u otra el mismo resultado. ¿Por qué? Hicisteis de mí una llama brillante, cegadora, tan cálida que me quema a mí misma y no lo soporto, cualidades que alabar y que odio, que sólo hacen daño. Me pregunto por qué, pero el motivo está claro, ninguno existís, ¿cómo podríais hacerlo? La imposibilidad, parece la única constante en estos sucesos, ojalá todo siguiese siendo la mentira de aquel mundo, aunque no fuese vivir, todo es muerte en vida.